Ser único. Ser feliz.

- Eso no es normal

- Lo sé. Pero, ¿quién quiere ser normal?

domingo, 25 de diciembre de 2011

Capítulo 17: Demasiada preocupación por el envoltorio cuando al final siempre se rompe en cinco segundos y medio.

A unas pocas horas para levantarnos y descubrir si esta Navidad  los regalos que damos y recibimos son los acertados, he salido con mi madre  a comparar algo para adornar la casa. Todo estaba lleno de gente con prisas haciendo sus últimas compras y gastando las reservas de papel de regalo del centro comercial. Me he puesto a pensar cosas raras, como de costumbre, y me he dado cuenta que dentro del espíritu de la Navidad, una de las cosas que más nos preocupaban es decorar suficiente todo lo que nos rodea. Todos absolutamente todos los que nos encontrábamos allí estábamos obsesionados por decorar adecuadamente. Desde las dependientas que trabajaban a destajo, hasta una señorita que colocaba estratégicamente el turrón de chocolate para formar una pirámide perfecta.
Una chica  rebuscaba entre el montón de papeles de regalo, uno que combinara con la cinta que pretendía ponerle por encima, mientras un matrimonio se peleaba con la dependienta porque se les habían acabado todos los papeles de color rosa. Incluso yo estaba allí rodeada de decoradores compulsivos buscando algo para decorar mi casa. Yo ya sabía que vivía en una sociedad materialista, pero nunca me había parado a pensar cuanto nos importa que todo este perfecto.
De toda esta historia hay algo que me empezó a preocupar cuando empecé a pensar en todo esto, y que me sigue preocupando varias horas después. Mi preocupación está más allá de criticar el materialismo. Mi preocupación pretende avisar de que en realidad el envoltorio es poco importante.
La mañana de Nochebuena todas esas personas están preocupadas por idear cual es la mejor manera de empaquetar un regalo, y en cambio la mañana de Navidad unos pequeños monstruitos y otros no tan pequeños arrasan con todo el papel de regalo que se les pone por delante buscando no decepcionarse con lo que este papel esconde. Creo que esto nos debería hacer reflexionar si el envoltorio realmente importa algo, pero como eso es sólo lo que yo creo, proseguiré con los principales motivos de mi preocupación.

Me preocupa exageradamente que esta obsesión por decorar no sólo sea una obsesión Navideña, y te voy a intentar explicar por qué.

En muchos casos la falta de identidad personal  nace de la mano de la obsesión por demostrarle al mundo que tu envoltorio es de calidad, pues quienes viven locos por mostrar un buen envoltorio olvidan la importancia de que el regalo no decepcione. Es decir, si piensas que los que te rodean se fijarán en si los colores del papel de regalo combinarán a la perfección dejas de preocuparte por  enseñarle a alguien que tu no regalas las cosas típicas simplemente por salir del paso. Esto es como todo, preocuparte por si gustas por fuera hará que poco tiempo te quede por preocuparte si tu interior es especial.
Supongo que esto lo he aprendido tarde, pero ahora en cuando me doy cuenta de que decorar es sólo una forma de engañar sobre el verdadero contenido que esconden las cosas. Se piensa que si el regalo te entra por ojo al  final  gustará más, pero hay una cosa clara, las cosas no son como empiezan, sino como acaban, y al final siempre se descubre lo de dentro.

Por todo esto creo que es mejor quedarse con buen sabor de boca y dejar lo mejor para el final, no para lo que se ve a simple vista sino para lo que esa apariencia esconde. Por supuesto, esto no quiere decir que debemos envolver de forma chapucera, pero me gustaría que se pensara menos en lo superfluo.

Aunque no lo parezca, en todo este capítulo andan escondidas referencias sobre los besos, pero para todo aquel al que no le haya quedado muy claro, puedo hacer una última referencia en la que se vea claramente.


-Aquellos besos en los que nos guiamos únicamente  por el envoltorio serán siempre más frustrantes que esos en los que hayamos descubierto cuanto nos gusta el regalo. Sin embargo si nunca dejamos ver el regalo que llevamos dentro, el envoltorio nos dejará vacíos-


...Paula



Cuanta reflexión propia.

* escrito en la Nochebuena de 2010

viernes, 23 de diciembre de 2011

Capítulo 16: El muérdago te da el primer empujoncito...

¿Alguna vez te has dado cuenta de que nos pasamos la vida pidiendo permiso?
Es normal que sea así, porque cuando somos pequeños no tenemos ni criterio ni experiencia para valorar la situación, y cuando crecemos tenemos alrededor muchas personas en las que debemos pensar  antes de actuar. Sin embargo nadie pide permiso y espera ansiosamente esperar un no, bueno al menos casi nadie, porque está visto que hay gente para todo.  Hasta para pasar por la vida en automático sin pararse a pensar. 
Muchas veces sin embargo, cuando pedimos permiso la respuesta es no, y esto ocurre porque vivimos en una sociedad reglada en la que hay ciertas cosas que no son políticamente correctas o que los que te rodean no ven bien que hagas. Creo que después de 15 capítulos ya sabéis que estoy en contra de seguir algo por el simple hecho de que esté establecido, y mucho más de hacerlo por quedar bien ante los demás; Sin embargo yo entiendo que el ser humano necesita reglas principalmente para no dañar al resto de personas que nos rodean. Lo que pasa es que  cada vez que alguien no te de permiso para algo para mí la mejor opción es escuchar una explicación y hacerlo sin mirarse el ombligo por un momento comprendiendo si realmente es razonable lo que se argumenta y valorando objetivamente y sin tener en cuenta tus ganas si la regla establecida ha sido establecida con criterio. Sé perfectamente que esto es díficilísimo, pues somos seres incapaces de eliminar toda nuestra parte subjetiva, pero debemos intentarlo, pues una buena argumentación por nuestra parte puede poner la partida a nuestro favor. De todas formas, por muy buenos y objetivos que sean tus argumentos a quien le pediste permiso siempre tiene la última palabra, luego tú eres libre de obedecer o no atendiendo a las consecuencias...


¿Por qué me enrollo tanto con todo esto?


Pues muy sencillo, para que veas que el conseguir permiso es muy difícil porque los seres humanos actuamos a partir de prejuicios y leyes establecidas que tratan a todos los seres humanos por igual en todas las situaciones. Esto es así incluso  aunque todos seamos únicos y no actuémos de la misma forma ante dos situaciones idénticas. Por ejemplo, los padres tienden a pensar que las niñas son más indefensas e influenciables que los niños, y por tanto, sin tener demasiado en cuenta la personalidad de sus hijas las protegerán más insistentemente que a sus hijos. Esto está claro que depende de la persona porque hay chicas con las ideas muy claras y chicos que no las tienen tanto. Por lo tanto, lo que intento aconsejar es que dejemos de pedir permiso para todo, porque es cierto que hay cosas que necesitamos preguntar, pero puedes estar seguro de que no para todo se necesita la aprobación de alguien.

Si nos adentramos  en el mundo de los besos, pedir permiso se convierte en algo absurdo. Pedir permiso antes de dar un beso es de indeciso. Además si se pide permiso automáticamente, la improvisación desaparece y el factor sorpresa se esfuma, es entonces cuando entra en funcionamiento la parte racional del cerebro que hará que le de tiempo a pensar y a no darte permiso...

Es más si no te da permiso la situación es igual de incómoda que si después de besarte te dice que el amor no es correspondido...

Dejarse llevar por los impulsos es imprescindible, y  si se necesita un empujoncito en estas fechas el muérdago puede ayudar...
Yo creo que la tradición del beso debajo del muérdago surge cuando tras un momento de silencio uno de los dos por fin se decide a lanzarse sin preguntar, y después para justificarse inventa la tradición como si esta proviniera de una leyenda de amor...

Seguro que en ese momento entre la distancia mínima de seguridad, y lo irresistible que sonaba que se hubiera inventado una leyenda solo para besarla, ella se replanteo su relación con él...

Por eso yo creo que no debe darnos miedo arriesgar en el amor porque las situaciones diferentes son las que al final convierten la historia en especial. Además antes mencioné que nuestra sociedad está reglada, pero esta visto que NADIE puede poner reglas unánimes para todas las historias de amor, porque siempre seguirán existiendo personas con brillo en los ojos que luchen contracorriente por intentar mantener la intriga en todos y cada uno de los momentos de su historia.


Atrévete a inventar tu propio muérdago.



...Paula

Cuanta reflexión propia


PD: ese hombre fue un visionario que comprendió que antes de un beso sobran las palabras y que es mejor guiarse por impulsos y establecer así reglas mútuas que sólo hagan más morbosa e interesante la vida de aquellos que la comparten.

martes, 20 de diciembre de 2011

Capítulo 15: Los besos son sólo los cimientos. Es responsabilidad del arquitecto seguir el proyecto.

Admiro la capacidad de los arquitectos de imaginar . Imaginan sin descanso hasta conseguir imaginar casas únicas en su especie. Ojalá esa cualidad fuera más común a nuestro alrededor para que la creación sustituyera a la dominante no opinión, o lo que es lo mismo que la imaginación le ganara la partida a la indiferencia.

Este no es un capítulo dedicado única y exclusivamente a futuros arquitectos. Podría serlo pues no estoy segura de que alguien que tiene la mente estructurada a partir de  la indiferencia pueda llegar a entender la importancia de la iniciativa para salir adelante. Es más, creo que por más que los besos intenten que algunas personas olviden su ceguera provocada por otros y vean con claridad evidencias de que no son ciegos, tendrán siempre incrustado en el cerebro que ellos no ven. Es traumatizante pensar hasta que punto ha llegado el lavabo de cerebro generalizado, así que decididamente dedicaré este capítulo a los arquitectos.

Para todos los arquitectos: esos gracias a los que se construyen casas, y esos gracias a los cuales no se tiran por la borda historias con futuro.
Los que pertenecen al primer grupo son esos que tras estudiar una dura carrera,obtienen un título que les permitirá empezar a imaginar casas. En cambio, los que pertenecen al segundo grupo no son más que un grupo de personas que tienen en mente que es muy importante que los proyectos salgan adelante.

En este capítulo me voy a centrar más en aquellos que pertenecen al segundo grupo, y no porque no tenga mucho que decir de gente estupenda que aspiran a conseguir pertenecer al primero,sino porque un día me propuse destripar al máximo el mundo del beso y sus alrededores y creo que este mundo tiene más relación con el segundo grupo.

¿Quienes pertenecen al segundo grupo?
Cualquier arquitecto con ganas de empezar una historia desde cero.

Cuesta muchísimo decidir que día es el perfecto para poner los cimientos de tu proyecto.  Los cimientos son esenciales para que el proyecto sea sólido y en ningún momento se tambalee. No puede estar lloviendo porque todo el mundo sabe que con la lluvia los cimientos se estropean, pero tampoco debes elegir un día en el que el sol abrase porque será insoportable estar horas bajo el sol para ponerlos. Elegir el día es difícil y es importante, pero cuando por fin aparecen esos cimientos en forma de besos en seguida te das cuenta de si el proyecto final se desarrollará con éxito o no. Si en esos besos había el mensaje necesario, sin duda gran parte de las dificultades de construcción de la historia estarán prácticamente superadas,sin embargo en algunos casos los malos cimientos nos delatan que lo mejor es empezar de cero o parar la obra por el momento reconsiderando la situación.

El buen arquitecto además de diseñar un buen proyecto con ideas únicas e inimitables, tratará de construir con los materiales de mejor calidad posible.
Una casa terminada cuenta una historia que va desde sus cimientos hasta que es derrumbada.
Cada uno es el propio arquitecto de su proyecto con otra persona, aunque no cualquiera puede ser arquitecto, se necesitan ganas de crear.


Vuelvo a decir que hay una falta inmensa de creación en las historias compartidas, y que esto hace que los días sean todos iguales...
crea un beso, una palabra, un lugar, una regla, una costumbre, un objetivo...



Créame una habitación en la que sólo podamos entrar tu y yo. Ya que te doy el poder de ser arquitecto aprovéchalo. No hagas que nuestra casa se parezca en absoluto al resto de las casas de la avenida. Lo que quiero es que imagines una casa a nuestra medida en la que descubrir lo que somos y  compartir nuestra vida.


...Paula


Cuanta reflexión propia.


NOTA: texto escrito en diciembre de 2010. Dejé los "besos" abanonados, sin publicar porque tenía inspiración. Ahora no tengo tiempo, así que aquí está el capítulo 15

muerde la vida

HAIRCUT from MAMMOTH on Vimeo.