Gemidos de buenas nochesse cuelan entre los coches
de la calle de los pintores y los artistas.
Piel, y labios exploradoresque se atreven con los rincones
mas ardientes que ella deja que él desvista.
El polvo de la pared y las telarañas,el suelo frío y la maraña de pelo del desayunonunca faltaban en esa casa.Y por las mañanas gemidos y arañazosconvivían con abrazos, besos y una espaldaque a ella volvía tan loca que sólo les quedaba volverse a amar.
La vida eran flores frescas cada mesy el olor que dejaban por la casa.La vida era esa sarténque tenía tan buenas vistas de sus batallas.La vida era huevos fritos también,con pasión, zumo y tostadas.Pero sin duda la mielera sus respiraciones desatadas.Se desataban como quienquiere morir en esa cama.Se desnudaban y despuésella dejaba de ser dama.Esa mecedora, ese cartelcontra el que temblar de madrugada.El lienzo a medio pintar de ély unas ventanas que no cerrabanDespeinarse era algo quecumplían a raja tablabienvenidos los gemidos queinundaban Malasaña.