Ser único. Ser feliz.

- Eso no es normal

- Lo sé. Pero, ¿quién quiere ser normal?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Agarrándole la cabeza hace suyo ese cuello de cereza.


Ellos dos apagan la luz y encienden las ganas.
Locura, desenfreno, juventud: amor sin canas.

Se miran aunque no se ven,
se respiran y abrazados rien
tratando de no caer.

Ambos cuidan que sólo caiga aquello que les viste,
y él exhausto insiste en seguir siendo el dueño
de ese resuello que prefiere sentir a respirar.


Ella se marea, vacila y se recrea en la sensación
de frío y calor al mismo tiempo.
Cualquiera diría que está tiritando en pleno agosto,
por todo lo que tiembla su cuerpo.

Él susurra y acelera,
sonríe, baja la cremallera
o la sube para jugar.

Y ella desarmada le mira a la cara,
le besa en los labios y adicta a esos besos
y semidesnuda le da otra calada.


Instante de sudor, saliva y porcelana.
Metal, piel y ventana de la que llegan
las luces del garaje o del portal.

Está tensa o relajada, pero en su red.
Piensa mientras nada apoyada en la pared:

“Se atreve a rozar la barrera del seis,
mi número preferido.
Sutil, insistente y delirante
juega a escuchar el número del diablo en su oido.”




muerde la vida

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